Acércate al supermercado a la zona de yogures. Elige uno de los que más te guste. Aquí la decisión depende de cada uno, ya que podemos elegir entre gran variedad de yogures, ya sean desnatados, normales, naturales, azucarados,... Con los cremosos se suele obtener un mejor resultado, ya que la textura una vez congelados es más agradable.
Una vez lleguemos a casa, podemos optar por dos opciones:
- introducir los yogures tal y como vienen, con su envase, en el congelador. No olvidéis agitarlos antes de introducirlos.
- rellenar con el yogur vasos de plástico que utilizaremos como envases para hacer los helados (esto nos será muy útil si hemos comprado un yogur de tamaño familiar).
Después de unas dos horas tendremos unos deliciosos helados de yogur, donde lo más importante es que aparte de ser sanos, no tienen un aporte calórico demasiado alto. Además, respecto a los helados dietéticos obtendremos dos mejoras sustanciales: un mejor sabor y un precio más económico.
A disfrutarlos.