Esto no es ningún misterio. Si nos acostumbramos a tomar un desayuno completo nada más empezar el día, conseguiremos cargar las pilas para toda la mañana. Acompañándolo con algún alimento ligero a media mañana (e.g. una pieza de fruta, alguna galleta integral,...) conseguiremos llegar a la hora de la comida sin necesidad de picar entre horas ni de llegar a casa con un hambre de elefante.
El desayuno será el momento del día para ingerir alimentos con alto contenido en hidratos de carbono, ya que iremos utilizando la energía que nos proporcionan durante toda la mañana. Tomar alimentos ricos en fibra (e.g. cereales con salvado, galletas integrales,...) también ayudarán a que quedemos más saciados.
Truco Algunos alimentos con fibra, como por ejemplo los cereales con salvado, no hay manera de tragarlos de lo malos que están. Prueba a mezclarlos con otro tipo de cereales más dulces, o algún tipo de muesli que lleve fruta o virutas con cereales, ya verás que cambio.
En el lado opuesto del día tenemos las cenas. Intenta hacer una cena más suave, en el que las grasas y los hidratos de carbono deberían estar prohibidos, y en el que los vegetales y las frutas deberían tener el papel estrella de la película. También puedes utilizar huevos, que tienen alto contenido en proteinas, o un par de filetes de carnes que no sean rojas, como pechugas de pollo o pavo, por ejemplo.
Truco Utiliza sartenes antiadherentes para reducir al máximo el uso de aceite en la preparación de los alimentos.